Cómo trabajamos

Marmota 2

¿Todo se ve distinto, pero se siente igual de mal?

Imagínate despertar todos los días en el mismo día.
Todo se repite. Mismo lugar, mismas conversaciones, mismas decisiones que juras que esta vez serán diferentes… pero no. Algo dentro de ti sabe que estás atorado. Lo intentas, lo piensas, lo hablas contigo mismo una y otra vez, pero no cambia.

Hay una película sobre eso: El Día de la Marmota. El protagonista queda atrapado viviendo el mismo día una y otra vez, mientras el mundo gira como si nada. Y lo peor es que nadie lo nota. Solo él. Solo tú.

Y eso es lo que más duele de tener un problema que no has podido resolver: que lo llevas dentro como si fuera normal. Pero pesa. Cansa. Y llega un punto en el que ni siquiera sabes si eres tú el problema, si estás exagerando, o si de verdad esto es la vida.

Has probado de todo. Lo ignoraste. Lo racionalizaste. Lo minimizaste. Lo hablaste con amigos (que te quieren, pero no entienden). Y sin embargo, ahí sigue. Eso que nadie más ve, pero tú sí. Eso que no se va.

Si algo de aquí resuena contigo, no eres el único que lo está sintiendo. Y hay otra forma de vivirlo, y no tienes que encontrarla solo.

¿Qué puedo esperar de una sesión?

La primera sesión es un momento para hablar de eso que ya no puedes seguir ignorando. No importa que no vengas con respuestas listas, ni con un resumen de lo que “debería preocuparte”. Lo que importa es lo que hoy —justo ahora— te tiene inquieto, frustrado, cansado o simplemente harto.

Desde ese primer encuentro, vamos a enfocarnos en tres cosas:

  • Lo que no te deja estar tranquilo, aunque parezcas bien por fuera.
  • Qué tendría que cambiar para que dejaras de sentirte así.
  • Cómo sabrás que ese cambio está ocurriendo.

Lo que pase en esa primera sesión va a marcar la ruta. Porque cada proceso es distinto, y no queremos encajarte en un molde, venimos a entender el tuyo.

¿Qué problemas atienden en consulta?

Estos son algunos:

«No puedes volver y cambiar el principio, pero si empezar desde donde estás y cambiar el final». C. S. Lewis